Estamos preparando la última Sesión Mentirosa de este curso. Como el año pasado será nuestra "Cerradura '07 '08" aunque a esta Sesión no le hemos puesto nombre, abriremos las puertas a las 20:30 y que será el próximo día sábado 14 de Junio de 2008. Habrá Danza: Juana Varela (impro); Garazi Balmaseda y Alex Martinez (Paso a 2 para 2 cámaras); la pieza Mi primera comunión y algún que otro espontáneo. Y la exposición colectiva "historias MINÚSCULAS y plurales" , de Cesar Meliá, Carmen Muñoz, Carlos Llorens, Miriam Martinez, Eva Peña, Pablo Llorente.
 historias minúsculas y plurales…somos las historias que contamos Anja Krakowski, mayo, 2008. Somos las historias que contamos de nosotros mismos. Somos la imagen presente de una identidad colectiva que (al parecer) se encuentra en crisis desde hace un tiempo. Esta crisis de la identidad, se debe (al menos así lo creemos) en buena medida a la existencia de una asimultaneidad simultanea mal digerida. La identidad se complicó en el momento que LA HISTORIA perdió su credibilidad, es decir en el momento que tomamos conciencia de que la realidad no es singular, ni única, ni mucho menos una ‘cosa’ transferible a todos y cada uno de nosotros a través del tiempo, de las fronteras sociales, culturales, étnicas y religiosas. La realidad, al igual que la historia, ahora se escribe en minúscula y en plural, formando parte del ámbito de las diferencias; no todos somos lo mismo, ni vivimos conectados por un tiempo único, aunque compartamos - por motivos tan casuales como diversos- el mismo espacio. La crisis de la identidad, en un mundo plural, no es más que la incomodidad de no poder fijar la existencia en unas estructuras simples y reductoras de binarismos como lo propio y lo ajeno.
Pero una vía de salida de este callejón llamado identidad se muestra al entender que la crisis se resuelve en paradoja cuando se ejerce una comprensión efectiva de la diferencia. A través del reconocimiento de la existencia simultánea, incómoda pero posible, de diferencia e igualdad se permiten una convivencia de elementos que no se reconcilian, pero que tampoco se excluyen mutuamente. De esta manera, es decir viviendo con y a través de la paradoja, no se nivelan las experiencias efectivas y plurales de cada uno de nosotros.
En cierta medida, este reconocimiento llegó (a manera de brote tierno y tímido) junto al rechazó del discurso unívoco de las metaestructuras de la modernidad y lo hizo celebrando la muerte del autor. Pero tras la fiesta, como no, la resaca: la identidad cultural sumergida en un territorio gramatical sin referente humano. Tras el fallecimiento del autor la agonía de un proyecto social inviable más allá del hipertexto.
De ahí que no es de extrañar que los sucesivos intentos de rescates y reformulaciones de un proyecto cultural sostenible ensayaron diferentes aproximaciones a la recuperación de una autoría alternativa. Ahora bien, esta hipotetica recuperación de la autoría se tenía que presentar necesariamente como un proceso de disidencia que problematiza las cuestiones de la identidad rechazando su acomodamiento en un nuevo discurso esencialista.
La resolución, o mejor dicho, el desencadenamiento de toda una serie de pensamientos, llegó de parte de los disidentes del monolingüismo europeo, aquellos que hablaban más de una lengua (deconstrucción) y que, de ningún modo, suscribieron el abandono postmoderno de lo social. En lugar de festejar la supuesta vacante que deja tras sí el autor re-descubren un sujeto que se revela y se reconoce como construido por (y siendo parte de) un universo lingüístico, donde los códigos culturales gobiernan y conducen nuestra comprensión de nosotros mismos y del otro, de lo cercano y de lo lejano.
El ‘nuevo’ autor no ya pretende ser transmisor de una realidad singular. De lo contrario, el autor parte de la convicción de que todo conocimiento, toda verdad, es mediatizado y culturalmente condicionado. Se puede experimentar la realidad misma, pero no se puede tener pleno acceso a su experiencia efectiva a través del lenguaje, puesto que la experiencia efectiva en su traslación lingüística se convierte en experiencia simbolizada y construida. Esto no quiere decir que la experiencia de lo real no sea real. Sin duda vivimos en un mundo real. Pero, esa realidad que habitamos la vivimos acotada por el marco codificado de los sistemas de signos que la determinan. El autor ha dejado de ocupar el lugar de la utopía para introducirse en el contexto de las heterotopías, donde “lenguaje y sintaxis están minados; ya no son capaces de contener el sentido y de mantener las cosas unidas”
Los autores-artistas cuyas obras se exponen aquí trabajan a partir de la conciencia que la obra, como el texto, está siendo mediatizada por los sistemas culturales, las ideologías, los símbolos y las convenciones de los géneros. La figura del autor no se niega, pero su responsabilidad en la producción de sentido se desplaza. La autoría se enreda, porque la obra nunca es la simple transferencia de la idea del autor, sino que se entiende como mediatizada -en la producción, en el proceso de comunicación y en su recepción final. El autor se convierte en agente o medio que difunde micronarrativas (propias o ajenas); relatos que no se agotan en un esfuerzo meramente lingüístico o formalista, sino que, por medio de la transmisión de experiencias específicas, introducen la idea de ‘tartamudeo’ en el lenguaje visual crítico. El artista inscribe su propia identidad en el relato; a menudo se mezclan elementos biográficos, datos autobiográficos y ficción en un mismo contexto. La experiencia del autor -como sujeto socialmente constituido- sirve de punto de partida para un cuestionamiento más amplio.
El autor interviene en la producción del significado , mostrándolo como una red de relaciones que se halla en constante metamorfosis, donde no existe ningún punto, ni ningún signo estable. En ese sentido el autor accede a una postura del habla, pero con ello no trata de reclamar la autoría en tanto que autentica, única y verdadera. De lo contrario, la autoría se revela contradictoria e informada por múltiples referencias y en este sentido se muestra como una autoría compartida. Afirmando la multiplicidad, la paradoja y la complejidad se propone un relato abierto, en tanto que se cuestiona incesantemente la posibilidad de las conclusiones y respuestas.
1_ Chambers, Iain: “Leaky habitats and broken grammar” , en AA.VV.: Traveller´s tales. Narratives of home and displacement, London&New York, Routledge, 1994,p.245. <<…language and syntax are undermined and are no longer able to contain sense and hold things together..>> 2_“... la dinámica de producción del sujeto en la obra concierne tanto al autor como al “otro”, al espectador. La dificultad de la lectura, y más aún el reconocimiento de la dificultad de la lectura, define el lugar del otro precisamente como lugar activo. La obra es entonces pensada como momento de la producción del significado, en el espacio de la comunicación. No se trata de suspender el sentido, sino de hacerlo proliferar -en tantas direcciones cuantas lecturas pueda precisamente el otro hacer.” Brea, José luis, “25 de Octubre. Carta de José Luis Brea a Paolo Deganello” en “Intercambio epistolar-a propósito de iluminaciones profanas-”, Zehar24, San Sebastian, Boletín de Arteleku, Nov./Dic. 1993, p.13. Estamos muy de acuerdo con las ideas aquí expresadas y, sin embargo, no comprendemos por qué se insiste aquí en oponer la figura del espectador a la del autor, cuando, al parecer, queda claro que la producción de sentido se efectúa, en última instancia, por medio de la lectura y su posterior diseminación en todas las direcciones. Es decir, el espectador es co-autor del espacio comunicativo, en tanto que ese lugar se constituye en su presencia, y sólo mediante su presencia.
|